Pues ya es miércoles... la semana va pasando rapidísimo! Parece que fue ayer domingo, cuando me fui a dormir maldiciendo lo efímero que había sido el fin de semana...

Tenía muchas ganas de ponerme los auriculares, sentarme en el sofá y, mientras tomataba mi té, escribir sin más. Rellenar el blog con cosas tontas y paridas que se me ocurren.

A todo esto, me dí cuenta que solo escribo cuando tengo sentimientos extremistas. Cuando tengo un día normal, de ajetreo de esos que pasan sin pena ni gloria por mi vida, no caigo en la cuenta de escribir. 

Vamos a ver, tampoco quiero que esto sea un diario, sino un sitio donde poder disfrutar leyéndome en el futuro y sentirme orgullosa del camino llevado a cabo desde entonces. 

Esto es un propósito de año nuevo de hace varios años atrás. Una emeroteca de mis sentimientos del pasado plasmada en una pantalla de LED o vaya usted a saber qué tipo de componente tendrá la pantalla de aquí a años...

Pero para ello debo trabajar más duro de lo que estoy haciendo ahora, sé que puedo sacar más de mí. También debo sacrificar cosas como el poder ir más a menudo a mi casa, ver a mi familia y amigos; pasar alguna que otra noche en vela los fines de semana y sacar provecho de toda esta experiencia que estoy viviendo.

Muchas veces, me encierro en mi agobio de universidad+tareas del hogar+trabajo+tareas del hogar+vida social y creo que pierdo minutos centrándome demasiado en pasar rápido las cosas, para que no se hagan pesadas y saborear lo justo...

Tengo que parar los pies, frenar el carro y empezar a caminar despacio. He tenido que luchar mucho y tomar decisiones importantes en lo que llevo de vida para poder decir que estoy llevando a cabo un sueño: estudiar lo que quiero y vivir con mi pareja. No puedo dejar escapar estos momentos así sin más. 

Me apunto otro propósito para este año, ¿seré capaz de cumplirlo?