Una mañana, con 10 años, me levanté como un sábado cualquiera cuando ví a mi tía en el comedor viendo la televisión. Fue cuando supe que mi hermano había llegado.

Esa mañana jamás se me olvidará de mi cabeza, y menos aún cuando mi padre salió de la sala del paritorio y me dejó ver a mi hermano hecho un alien (porque los recién nacidos, por muchos Ooooh y hermanos que sean, son feunos).

Desde ese momento supe que iba yo a ser el ejemplo a seguir de ese renacuajo y que debía sacar lo mejor de mí, cuidarle y defenderle cuando los más grandes se metieran con él.

Y debo decir que él ha sido más ejemplo para mí que yo para él. En estos casi 13 años que hemos vivido juntos, se me llena la boca al decir que tengo al mejor hermano del mundo. Con sus cosas y tal pero es el mejor. 

Tiene 12 años y me entiende más que otras personas que le doblan la edad. Jamás me ha guardado rencor, ni enfadado conmigo, sino todo lo contrario, me demuestra su cariño aún más. Y si alguna vez estoy de bajón porque echo de menos a mi familia y lloro, es por él.

Forma parte de mí y siento que me estoy perdiendo algo muy importante; y el no poder seguir viéndole crecer...  Me quema. No me gustaría que le pasase como a su hermana y recuerde la época de los 12-16 como la peor de su vida, como un pozo de soledad y oscuridad. Me gustaría poder vivir con él estos cuatro años que voy a estar fuera de casa lo más cerca posible, para poder guiarle y ayudarle en esa época tan difícil que se le avecina.

No me hago a la idea de que se sienta solo, y rezo para que más adelante pueda confiarme todos sus inquietudes y miedos. Quiero que siga siendo un pesado cuando voy a casa y me diga a todas horas lo mucho que me quiere sin que le de verguenza y que quiera pasar las noches abrazado a mi.

Tengo un hermano pequeño que se me hace grande, y no quiero ni imaginarme lo que puede ser cuando tenga hijos, se me hagan grandes y marchen de casa.

Soy demasiado proteccionista, lo sé, pero es que mi hermano ha sido como mi hijo beta, una versión de prueba de lo que es ser madre. 

No hay día que mire billetes para ir a verte...